Irse a un pueblo perdido en la Sierra de Alcaraz, en la provincia de Albacete puede asustar pensando que allí no habrá nada interesante.
Cuánto nos falta por descubrir de nuestra propio país. Todo verde, altos pinos, cerrados escarpados, cataratas. Nadie pensaría descubrir tanto en tan concentrado espacio.
En los pueblos todos se hace a lo grande: cena a los invitados el día anterior, encierro por la mañana y boda por la tarde.
Un completo para deguste del personal. La verdad es que no hay tiempo para el aburrimiento.
Sara y Andrés, sus familias y sus amigos nos agasajaron con su hospitalidad.
Yo quiero repetir una bosa así. Gracias chicos.